Autor:
Álvaro Mutis
Estos intentos en que se empeñan los hombres para cambiar el mundo los he visto terminar siempre de dos maneras: o en sórdidas dictaduras indigestadas de ideologías simplistas, aplicadas con una retórica no menos elemental, o en fructíferos negocios que aprovechan un puñado de cínicos que se presentan siempre como personas desinteresadas y decentes empeñadas en el bienestar del país y de sus habitantes. Los muertos, los huérfanos y las viudas se convierten, en ambos casos, en pretextos para desfiles y ceremonias tan nauseabundos como hipócritas.
Este
libro delicioso es la tercera novela de la saga de Maqroll, El gaviero, y
cuenta lo que siempre será los tempranos últimos días del marinero. Maqroll no muere en la novela, pero después
de su afortunado escape, Mutis nos dice que no se volvió a saber de él, que
quizás se lo comieron sus aventuras.
Maqroll
llega a La Plata, un caserío al borde de un río donde arrienda a una ciega
un cuarto fijado sobre unos rieles a los cuales las aguas le pasan por
debajo. Arrastrado por una suerte que
parece torturarlo sin matarlo, el marino accede a un negocio tan turbio como
peligroso, que termina siendo una de sus experiencias más escabrosas.
En esta
narración, más que en las otras, Mutis nos muestra el talante casi depresivo de
nuestro héroe. Quizás lo pone sobre las aguas
del río a meditar sobre los años, los países y las vivencias ya idas, sobre su
amigos ya muertos, sobre lo sinuoso y absurdo de su recorrido. El escritor colombiano nos mete entonces en
ese ambiente selvático a acompañar a su marino que ama quizás por última vez a
una mulata hermosa y joven, y que incluso en medio de la nada, se topa con
gente cuya decencia tal vez no se vea en otras partes. Leer las aventuras del Gaviero es un viaje no
sólo por el globo terráqueo sino también por la naturaleza de un héroe que no
aprecia sus vivencias. Es una novela valiosísima, con un personaje que muchos escritores hubieran querido inventar. Definitivamente un libro que uno no puede
dejar de leer.
Barcelona, Febrero 2, 2012
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